domingo, 10 de octubre de 2010

Eros

Pues si babosa, ya sé que siempre lo dice, pero a mí me lo dijo diferente, si no es así con todas. Cállate mensa, no es cierto; además, como que me hizo ojitos cuando me dió la bolsa de lazúcar, y hasta le puso doble nudo. Bien que me di cuenta cuando me dijo: "Cuidado con lazúcar, no se te vaya desamarrar". Y hasta me dieron ganas de decirle: "pus mejor, así me vengo de regreso". Pero me dió harta vergüenza, y hasta colorada me he de ber puesto nomás de la ocurrencia. Además iba mi amá, figúrate cómo me hubiera puesto... y enfrente suyo; nombre ni Dios lo quiera. Pero vas a ver; mañana que vayamos a las tortillas, paso por enfrente y lo saludo. Vas a ver, vas a ver que sicierto.

Para darme color

... Como de un amarillo huevo, casi pollo, pero más clarito; como del güero oxigenado de la tetanic, bueno, no... como el de la Lorena Herrera, pero más chingón, y no tan guarro. Has de cuenta como el circulito ese amarillo que tienen enmedio las florecitas esas baratas que venden afuera del panteón; pero como que más brillante. Como cuando ves las señales de tránsito estando bien pedo en la carretera... pero, no... sí es más como amarillo huevo.

Jugando a ser Moisés

El 1° de septiembre del 2067 a las 3 de la mañana, un viejo insomne recordará esta profecía, mirando al mar.

Epitafio

Aquí yace Josué.

Existen rumores de que sueña.

martes, 5 de octubre de 2010

Jacaranda

No te preocupes por derramar los ojos lila al pabellón

Los barrerán otras pestañas

martes, 28 de septiembre de 2010

Te comen los pajaritos...

¿Recuerdas los perros hoscos que se enredaban en tus pantorrillas, sin dejarte caminar?

Eran mis ojos.

Masaquista

El pan no grita, solloza silentemenete con lágrimas de migajón. Espera, resignado, que desgarren su carne tersa y la sumerjan en ese caldo oscuro y ligeramente amargo. Aguarda secretamente ansioso su destino. (Saboreando el dulce tormento)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Memoria de un paraguas

... pero no fue posible. Maldito mi destino y maldito el mercader. Vine a parar a este infierno desierto, donde humillan mi impermeable cuerpo al sol, y me destiño a un grisáceo carcomido y casi roto. Sólo queda esperar. Esperar a la tormenta redentora que me desgarre entre jirones.

Cinco humos enterrados

La nostalgia es un reloj olvidado en la estación de un viejo tren.

El odio es un perro que ladra porque está amarrado.

La ignorancia es una hamaca (afortunadamente) apolillada.

El sueño es una telaraña verde que se desanuda para pasar por el ojo de una aguja.

El deseo es un fierro revolcado entre las piernas imantadas de la tierra.

Funeral

Decidió dejar que aquellas manos lo arrancaran sin consideración de su elemento. Decidió soportar estoicamente el sol que lo secaba en la canasta.

El ángel de cáscara de uva, ni siquiera parpadeó cuando aquellos pies sudorosos lo descuartizaron junto a sus heroicos compañeros. Dejó que escapara su carne dulce de entre sus manos, y quedó sólo su cuerpo membranoso y dolorido.

Cuando quedó completamente seco y lo arrojaron a los cerdos, no gritó.

Decidió ofrendar sus entrañas milagrosas para el vino redentor, porque nos amaba.

Indescriptible

Sus orillas están tan suavemente labradas, que si se hacen caminar al dedo índice y al medio sobre de ellas, éstos creerán que es una costa infinita, de caoba congelada y tibia.

Su aroma es frutal y fresco, con un ligero tono a mango verde recién mordido, entre un bosque de coníferas. De algún modo, al golpear contra esto los nudillos, recuerda el sonido de una fogata que se apaga.

En el centro tiene un agujero, que se parece a la sombra de un diminuto gong. Si se acerca lo suficiente el rostro, manteniendo la respiración, y se suelta un susurro poco a poco, dejando que se desenrede de la lengua como un cordel de telaraña; éste será devuelto una y mil veces como un mantra, que sacude el corazón.

Mensaje en la botella

Josué:
Sigue buscando

Excusa eólica

Salí de tu boca en el suspiro que exhalaste en la mañana, caliente y vivo. Me arrojaste indefenso a la sequedad helada de tu habitación y tuve que buscar refugio, temblando.

Fué tu egoísmo el responsable, tu traición.

No puedes culparme por tomar la chispa y abrasarla.

No soy el culpable de este bosque en llamas.

Top 20

1.- Me gusta como late el corazón cuando se acerca una tormenta.
2.- Me gusta espiar a las hormigas.
3.- Me gusta el viento que entra a torrentes por mi cara, fuera de la ventanilla; en la autopista.
4.- Me gusta el cielo escampado y tan azul, que te obliga a parpadear.
5.- Me gusta ver mis ojos frente al espejo, con mucha luz.
6.- Me gusta adivinar la vida de los transeuntes.
7.- Me gusta que adivinen lo que pienso.
8.- Me gusta comer muy lentamente.
9.- Me gusta imaginar mis hubiera.
10.- Me gusta leer hasta quedarme dormido.
11.- Me gusta coquetearle a mi reflejo.
12.- Me gusta que los olores me recuerden el pasado.
13.- Me gusta el agua tibia cuando cae sobre mi espalda.
14.- Me gusta sentir que vivo un DejaVú.
15.- Me gusta platicar con mi otro yo.
16.- Me gusta la complicidad con mis hermanas.
17.- Me gusta dormir durante horas en el pasto.
18.- Me gusta criticar personas en mi mente.
19.- Me gustan las mañanas cobijadas.
20.- Me gusta la madrugada de año nuevo en la casa de mi abuela.

Instrucciones para hacer retroceder el tiempo

Antes que nada, cabe aclarar que esta práctica es sumamente delicada y se recomienda enfáticamente abstenerse de combinarla con la manipulación de maquinaria pesada o alguna junta laboral mientras el jefe expone las tendencias económicas en la oficina.

Una vez tomadas las anteriores precauciones, se prosigue a clavar la mirada en un punto fijo (de preferencia, evitando coincidir con algún lugar inconveniente de la anatomía de un tercero) y concentrarse fervientemente en el momento preciso al que se quiere regresar; enfocarse detalladamente en el lugar, la situación y los olores, hasta que todo alrededor comience a adquirir una consistencia algodonosa y la gente camine más aprisa de lo normal. En este punto, usted debe ignorar el fenómeno y mantener la calma, vertiendo toda su atención en el momento al cual se desea retroceder. Cuando el mundo deje de estar presente y escuche voces de antaño, usted ha logrado su objetivo.

La duración del viaje puede variar dependiendo de la práctica y la concentración del viajero.

Reacciones secundarias: La gente puede llegar a pensar que el viajero en cuestión es un idiota si el viaje se prolonga demasiado.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Marumito

Mi mamá me ha regalado un Marumito. Como siempre, dijo que lo tenía que cuidar muy bien. Es hermoso y me da curiosidad. Mi mamá dijo que necesita agua, así es que fui al lavabo y le serví en su trastecito. Pero no hace nada. Espero y espero, y no hace nada. entonces tengo una buena idea y sonrío dentro de mí. Me acerco a la cocina, pensando: ahora sí mi Marumito, ahora sí que harás algo. Abro el cajón cerca de la estufa y saco la cajita de cerillos. Ahora sí. Enciendo un cerillo arrugando un poco la nariz por el olor y lo acerco al Marumito. Más cerca, más. Y por fin empieza a escupir y a hacer ruiditos. Y yo sonrío; pero el Marumito es difícil de contener, dando saltitos. Yo me apresuro hacia la alberca y lo dejo ahí. Y me quedo viendo como se aleja poquito a poco.
¡Qué hermoso está mi Marumito de vapor!

Futura Bibliografía

- Livélulas
- Capilar y otros cuentos
- Lo bueno y lo no tan peor. Antología de cuentos
- Karmaleón
- Claro de Sol
- Humanario
- Primero fueron los carteros
- El circo cítrico
- Cromo
- El dibujo del reloj

Dur mientes

Repite la voz y cuenta un cuento
que termine en "para siempre"
intoxicado en magia blanca
que marina en agua azul

Desliza tu lengua opiácea
fermentada

Muy despacio

Todos duermen

¿Tas trompuda o quieres beso?

Como fruta congelada de mañana
y su acuático sabor que se destila a cuentagotas
prometiendo aquel aroma
que se escapa de la tierra sacudida
y se condensa a fuerza bruta

Hablando de los cocodrilos, y su sal

Desbordado,
fue el dique salado y ascéptico
de piedras expulsadas a pujidos
desgarrando toboganes de papel

El masaje de temblores ajenos
afinando aquellas cuerdas oxidadas
y repletas de salitre

El "es ahora, ya llegó"

Y percatarse del bajar de tripas sin paracaídas
y saber que este cuello empapado no puede ser
escudo ni palabras
y a pesar de todo, balbucear