Desbordado,
fue el dique salado y ascéptico
de piedras expulsadas a pujidos
desgarrando toboganes de papel
El masaje de temblores ajenos
afinando aquellas cuerdas oxidadas
y repletas de salitre
El "es ahora, ya llegó"
Y percatarse del bajar de tripas sin paracaídas
y saber que este cuello empapado no puede ser
escudo ni palabras
y a pesar de todo, balbucear
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